EL PROFETA AMOS
1. Resumen del contenido
I. Amós 1-2: El anuncio del juicio de Dios sobre las naciones vecinas, como así también sobre Judá y sobre Israel.
Capítulo 1: Damasco, Gaza, Tiro, Edom y Amón.
Capítulo 2: Moab, Judá e Israel.
II. Amós 3-6: Los juicios sobre todo Israel.
Capítulo 3: Primera proclamación: La gracia y el juicio de Dios.
Capítulo 4: Segunda proclamación: Ellos no han conocido el castigo de Dios.
Capítulo 5: Tercera proclamación: El llamado al arrepentimiento.
Capítulo 6: Cuarta proclamación: El lamento de Israel.
III. Amós 7: 1; 9: 1-10: Cinco visiones sobre Israel.
Capítulo 7: Las langostas, el fuego y la plomada.
Capítulo 8: El canastillo de frutas de verano.
Capítulo 9: 1-10: El Señor sobre el altar: el reino es consumido.
IV. Amós 9: 11-15: Cierre: El futuro Reino de paz
2. Acerca del autor y de la fecha
El profeta Amós (= carga, cargar, cargador) era originario de Tecoa, una ciudad de Judá, al sur de Jerusalén. Él trabajaba como pastor y recolector de higos silvestres (Amós 1:1; 7:14). Al considerar su forma de hablar podemos reconocer que este profeta conocía bien la vida campestre (Amós 2:13; 3:12; 4:9; 5:8; 6:12; 7:1-2). Amós ministraba, según él mismo lo indica, en la época del rey Uzías de Judá (791-740 a.C.) y del rey Jeroboam II de Israel (793-753 a.C.). La monarquía absoluta de estos dos reyes coinciden en los años 767 al 753 a.C., de manera que el ministerio de Amós se desarrolla principalmente en este período.
En esta época, el reino de Israel ya había estado dividido en dos partes por más de ciento setenta años. Jeroboam I había instituido su propia adoración idólatra al hacer dos becerros de oro, uno para Dan y el otro para Bet-el (1.º Reyes 12: 25-33). La adoración a Baal también era popular en Israel. Una mirada superficial a este reino puede percibir que la prosperidad alcanzada durante el reinado de Jeroboam II nunca antes había sido lograda. Durante esta época (aproximadamente treinta o cuarenta años antes de que las diez tribus fueran llevadas cautivas a Asiria), Amós fue a Bet-hel y pronunció sus serias advertencias y profecías. Pero el sacerdote Amasías buscó desacreditarlo ante el rey, y le aconsejó al profeta que retornara a Judá (Amós 7: 10-13).
Amós era contemporáneo de Oseas. Éste profetizaba sólo en lo concerniente a Israel, mientras que Amós profetizó además acerca de las naciones vecinas de dicha nación. Observamos dos citas del profeta Amós en los Hechos de los Apóstoles: Amós 5: 25-27 en Hechos 7: 42-43, y Amós 9: 11-12 en Hechos 15:16.
3. El Reino de Jeroboam II.
El reinado de Jeroboam II (793-753 A.C.) sobre el reino de Israel(Efraín) fue un tipo de la civilización globalizada y consumista.
"En su época los israelitas volvieron a extender sus fronteras hasta los lugares en que tenían antes en la época de Salomón y a disfrutar de una expansión y prosperidad económica extraordinarias. El comercio floreció permitiendo multiplicar los bienes de consumo. Samaria, la capital, se convirtió en un centro mercantil, se había unido al de Damasco - conquistada por Jeroboam II - conformando un solo espacio económico en donde las mercaderías y productos llegaban en un flujo constante. Desde el oeste, a través de la potencia comercial de Tiro asociada al sistema. Y desde el este, a través de las prósperas civilizaciones caravaneras, que a través del Mar Rojo comerciaban con la India - y aun mas allá - en el continente asiático en esta región de productos exóticos era el famoso Ofir. Uno de las productos mas mencionados en los relatos bíblicos como característicos de la sociedad corrupta del reinado de Jeroboam II – y confirmados por la arqueología - era el marfil, este es inexistente en Israel, pero fluía en forma tan abundante con el cual se confeccionaban muebles y se revestían paredes de lujosos palacetes de una clase de "nuevos ricos": "Duermen en camas de marfil..." (Amós 6:4). declara el profeta y por su boca Jehová amonesta con severidad a Israel(Efraín). Desafortunadamente esa prosperidad no fue acompañada por un mejoramiento de la moral, la justicia y la religión... Los reyes y príncipes eran asesinos y los sacerdotes idolatras habían propagado sus vergonzosos festivales y oráculos engañosos por todo el país. Y los políticos buscaban alianzas salvadoras con las potencias del momento, ya sea Asiria o Egipto, descuidando la confianza y fortaleza que debían a Dios. El arrepentimiento era de labios solamente".
Y en esta economía boyante de gente narcisista y hedonista campeaba la corrupción en la política, el mas débil era atropellado en los tribunales, el justo coaccionado o aislado, y la adoración de los ídolos fenicios "Baal" y "Astarté" había sustituido al culto debido al Dios/Elohim de Israel.
4. El propósito del libro
Las palabras de Amós revelan la gracia de Jehová para con un pueblo que nada merecía. Los reyes y los habitantes del reino del norte le habían dado las espaldas a Jehová, por lo tanto, ya no tenían derecho a reclamar sus promesas. Aun así, ellos pensaban que ningún mal les sobrevendría, porque eran el pueblo de Dios. Estas personas estaban alejadas de Dios en sus corazones. Egoísmo, ostentación, inmoralidad y la opresión del pobre estaban a la orden del día. La justicia era despreciada. En esta situación, Amós aparece anunciando el juicio de Dios.
Amós no menciona al pueblo asirio por su nombre, pero profetiza claramente que Israel sería llevado cautivo, lo cual sucedería bajo el reinado de Salmansar en 722 a.C. (Amós 5: 5-27; 6: 7-9; 7:17). Además de pronunciar serias advertencias, Amós habla también de la gloria futura del pueblo bajo el reinado del Mesías, el hijo de David, en el Milenio (9: 11-15). Él testificó acerca de la fidelidad de Jehová, la cual será manifestada en los últimos días a favor de su pueblo Israel, que ya estará restaurado en ese entonces (9:14).
El mensaje de Amós estaba dirigido principalmente al reino del norte, Israel, pero también menciona a Judá (el reino del sur) y a las naciones vecinas de Israel (sus enemigas).
Los primeros dos capítulos conforman la introducción de todo el libro. El inminente juicio de Dios que habría de caer sobre las naciones vecinas, como así también sobre Israel y sobre Judá, es anunciado. Luego siguen tres discursos dirigidos al pueblo en los capítulos 3 al 5, que comienzan con las palabras: “Oíd esta palabra”. Luego, continúa con un cuarto discurso que comienza con la palabra “¡Ay!” A partir del capítulo 7, son descritas las cinco visiones del profeta y, finalmente, la restauración del pueblo terrenal de Dios y su bendición durante el Milenio.
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